domingo, 1 de mayo de 2016

HOWARD CARTER Y TUTANKAMÓN


HOWARD CARTER
Howard Carter  nació en Londres el 9 de mayo de 1875 y falleció el 2 de marzo de 1933 por una enfermedad llamada Linfoma. Fue un conocido arqueólogo, antropólogo y egiptólogo por descubrir en 1922 la tumba del rey Tutankamón justo 11 años antes de que se muriera la encontró en el Valle de los Reyes cerca de Luxor que está en Egipto.
Nació siendo el menor de una familia de once hermanos y creció en Swaffham, en Reino Unido. Su padre, Samuel Carter, fue un famoso artista conocido en toda Inglaterra que enseñó a su hijo los fundamentos del dibujo y la pintura.Su madre se llamaba Martha Joyce.
A sus 17 años, una sociedad de egiptología inglesa advierte su talento de dibujante y le propone marcharse a Egipto. Acepta y una vez allí, copia bajorrelieves, aprende a excavar y restaurar los monumentos, y se convierte finalmente en Inspector de Antigüedades. En 1908, lord Carnarvon, un noble, entusiasta aficionado a la arqueología y dispuesto a proporcionar los fondos necesarios para continuar el trabajo de Carter, fue contratado por Howard para excavar en Tebas y, luego, en el Valle de los Reyes. En noviembre de 1922, es la apoteosis: tras largos años de vana búsqueda, Howard Carter descubre la tumba de Tutankamón.

 TUTANKAMÓN   

Era un faraón egipcio de la XVIII. Tutankamón era yerno del faraón Akenatón, que murió sin dejar hijos varones; por ello le sucedieron sus yernos, Semenkera y Tutankamón. Este último, hermano del anterior, accedió al trono hacia el 1360 a. C.

En comparación con las de otros faraones, la tumba de Tutankamón es de proporciones modestas y no presenta grandes ornamentos, posiblemente debido a la repentina e inesperada muerte del joven soberano, que obligó a preparar precipitadamente su mausoleo. No obstante, sus cuatro salas (la antecámara, la cámara del tesoro, la cámara sepulcral y el anexo) contenían intacto el ajuar funerario completo del faraón, y constituyen por ello un inapreciable tesoro arqueológico. El equipo de Howard Carter empleó diez años en catalogar más de cinco mil piezas, desde los objetos más sencillos y  cotidianos hasta los adornos más exquisitos.